La problemática profesional de los asesores fiscales.
Comienza el mes de Agosto, un mes que muchos asesores estamos esperando para disfrutar de unos días de descanso con la familia.
Hoy me gustaría hacer una reflexión sobre la problemática profesional que vivimos los asesores fiscales, con el objetivo de informar al lector de una realidad poco conocida, y de la cual no se suele hablar.
La profesión de asesor fiscal no está lo suficientemente reconocida por gran parte de los ciudadanos, y en muchas ocasiones tampoco por los clientes a los cuales prestamos nuestros servicios, a ello debemos asumir otro factor que nos afecta derivada de la responsabilidad que asumimos en nuestro trabajo.
Es difícil determinar una causa concreta por la cual la profesión de asesor fiscal no suele tener el reconocimiento de otras profesionales (abogados, arquitectos, médicos), pero sería conveniente recordar ciertos aspectos que afectan a nuestra labor profesional:
– Existe mucho intrusismo en el sector de la asesoría fiscal. Nuestra profesión no está regulada legalmente, es decir, cualquier persona o sociedad mercantil pueda ejercer dicha actividad con tan solo presentar una declaración censal en la Agencia Tributaria.
– Demasiados asesores fiscales (unos con títulos universitarios y colegiados, y otros sin titulación o cualificación universitaria) y clientes limitados. A mayor número de asesores (con o sin titulación universitaria), mayor competencia, lo cual impulsa a la baja los honorarios que los asesores requieren a sus clientes para poder captarlos.
– Muchos clientes no valoran la formación o titulación académica del “asesor”, y sólo se preocupan del precio que debe pagar por nuestros servicios. Muchos clientes, parten del supuesto (gran error) que todos los asesores ofrecen el mismo servicio y que todos tienen la misma formación.
– La mayor parte de los clientes desconocen determinados circunstancias que hacen que la profesión de asesor fiscal pueda llegar a ser “muy estresante” para aquellos que la ejercen y que deriva de la responsabilidad que asumimos en nuestro trabajo:
Vamos a dar un ejemplo:
Supongamos que un empresario realiza la reforma de un local que está en alquiler, habiendo desembolsado el empresario la suma de 100.000€ + IVA en la «reforma». Dicho cliente le comunica al asesor (el cual sólo le cobra una iguala mensual de 60 euros por llevarle la contabilidad y presentarle los impuestos) que entiende que debería computarse esa reforma como gasto del ejercicio (el asesor piensa que no puede contabilizarse como gasto sino como mayor valor del inmueble al ser una reforma estructural, pero opta por contabilizarlo como gasto para no perder al cliente o por simple “negligencia profesional”), y presenta los impuestos de ese cliente, en este caso el impuesto sobre sociedades.
Posteriormente la AEAT inicia un procedimiento de inspección a ese contribuyente y considera que ese gasto de 100.000 no es deducible como gasto, dado que debe ser considerado como una mayor valor del inmueble, y le gira una liquidación de 25.000€ (100.000 x 25%) + una sanción, y el contribuyente le comunica a la agencia tributaria que no es culpa suya sino de su asesor.
Este podría ser un ejemplo en el cual la AEAT le podría exigir al asesor el pago de la liquidación girada a ese contribuyente en concepto de responsable solidario (y también de la sanción) si considera que ha colaborado en la comisión de esa infracción tributaria, cuando ese contribuyente no puede hacer frente al pago de la referida liquidación.
Si los clientes no valoran el trabajo de los asesores fiscales, a pesar de la responsabilidad que asumen, es que algo no se está haciendo bien por parte de alguna de las partes (clientes-asesores).
Así las cosas, lo único que nos queda a los asesores, es hacer bien el trabajo para evitar cualquier tipo de responsabilidad, y como diría aquel, apretar los dientes tratando de captar clientes que valoren nuestro trabajo.
Quizás la culpa sea de los propios asesores, y de sus luchas internas por ofrecer de cara al público el precio más económico. Yo soy de la opinión de que gran parte de la culpa se debe al intrusismo existente en este sector y de la falta de regulación legal de la actividad profesional de asesoría fiscal.
Gustavo Adolfo Murillo González.
Abogado y Economista en Marbella, Fiscalex Asesores Fiscales y Legales,