¿Está usted pensando en cambiar de asesor fiscal?

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¿Está usted pensando en cambiar de asesor fiscal?

En alguna ocasión ha llegado a nuestro despacho algún contribuyente donde nos informa que quiere cambiar de asesor fiscal, por cuanto no ha sido la primera ocasión en la cual la agencia tributaria le había sancionado por no haber presentado una declaración tributaria en plazo. Al preguntarle por qué no cambió de asesor fiscal cuando cometió ese error por primera vez, las respuesta suelen ser variopintas (no sé, llevo años con él, me cae muy bien, sus honorarios eran bajos…)

Como en toda profesión, podemos encontrarnos asesores fiscales buenos y asesores fiscales malos. Que un profesional que se dedica al asesoramiento fiscal se encuentre en alguna de esas dos categorías depende principalmente de tres factores, su formación académica, su experiencia profesional, y la carga de trabajo que suele tener.

Debemos recordar que la profesión de asesor fiscal no está regulada legalmente, es decir, no existe una ley que especifique cuales son los requisitos que éstos profesionales debe tener para ejercer dicha actividad. Tampoco existe un estatuto legal de asesor fiscal

Esa carencia de regulación legal es suplida, en parte, por aquella a la que están adscritos obligatoriamente los profesionales con formación académica universitaria  pertenecientes a un colegio profesional (colegio de abogados, colegio de economistas…)

Así podemos encontrarnos con asesores fiscales “abogados”, asesores fiscales “economistas” y asesores fiscales que no disponen de titulación universitaria.

Hay asesores fiscales con poca formación académica (sin titulación universitaria) que han suplido esa carencia con la práctica profesional, pero existen muchos otros, que sin ostentar dicha formación ni experiencia, desarrollan su actividad con unos estándares profesionales bajos, pero aún así  muchos de sus clientes no lo saben.

El asesor fiscal no es sólo un profesional al que se acude para pagar menos impuestos, ya que no siempre es mejor el asesor que consigue que su cliente pague menos, dado que en muchas ocasiones, si para lograr reducir el pago de impuestos no  se está cumpliendo con lo dispuesto en las leyes tributarias, las consecuencias para el contribuyente pueden ser muy costosas, si tales incidencia es detectada por la Agencia Tributaria.

El buen asesor fiscal buscará siempre optimizar la carga fiscal de su cliente, pero siempre dentro de la legalidad, evitando riesgos que acaben creando problemas a sus clientes.

Los problemas a los que se enfrentan los asesores fiscales, en su práctica profesional podríamos sintetizarlos en:

  1. Escasa regulación legal.
  2. Asumen una responsabilidad muy elevada, por posibles negligencias, no sólo frente a los clientes, sino también frente a la agencia tributaria.
  3. Es un sector donde existe mucha oferta, debido a que cualquier persona puede desarrollar dicha actividad, aún sin disponer de titulación universitaria, que genera una guerra de precios a la baja (cuando la oferta es alta, los consumidores quieren pagar menos)
  4. La ciudadanía otorga muchísima importancia, a la hora de contratar un asesor fiscal, a su imagen de cara al exterior (marketing comercial), asumiendo la idea de que si dicho profesional se publicita bien, o simplemente le ha sido recomendado por un amigo, es que es un buen asesor fiscal. En muchas ocasiones las apariencias engañan.

Independientemente de la opinión personal que cada cual pueda tener de su asesor,  vamos a resumir cuales deberían ser las características básicas que debe cumplir un buen asesor fiscal, a los efectos de que tome la decisión que estime conveniente sobre si cambiar o no de profesional.

Características que debería de cumplir todo asesor fiscal.

  1. Ser titulado universitario inscrito en un colegio profesional (colegio de abogados, colegio de economistas…).
  2. Contestar en un plazo inferior a 24 horas (aconsejable por escrito) a las dudas que le son planteadas por los clientes, cuando las mismas no pueden ser atendidas telefónicamente, facilitándole un análisis detallado de la normativa tributaria y de la interpretación y actuación administrativa aplicable a la casuística concreta objeto del asesoramiento.
  3. El asesor no debe limitarse en confeccionar la contabilidad y/o presentar los impuestos, en función de la información que los clientes le suministren, sino que debe advertirles de los errores que éstos pudiera cometer y de la forma en la que deben ser subsanados.
  4. Debe informar regularmente a sus clientes de las novedades fiscales que se publiquen y que puedan afectarle.

En principio, esas serían las cuatro características básicas que debería cumplir todo asesor fiscal, ofreciendo servicios a sus clientes.

Los clientes deben ser conscientes que la prestación de servicios profesionales, por profesionales cualificados, deben ser remunerados de forma adecuada, y aquí es donde suelen generarse unos de los grandes conflictos entre los asesores fiscales y sus clientes, por cuanto éstos, de forma errónea, entienden que todos los asesores son iguales (la típica idea que suelen tener de los médicos), y por ello, los asesores deben asumir una reducción de sus honorarios, atendiendo a los que cobran otros profesionales menos cualificados.

Llegado a este punto, yo le plantearía a un potencial cliente estas preguntas:

¿Los honorarios que debe cobrar un asesor fiscal “abogado” o “economista” a un cliente por confeccionarle una declaración de IRPF, deben ser los mismos que los que cobra otro asesor fiscal que no dispone de titulación académica universitaria, y que no está inscrito en un colegio profesional?

¿Le genera igual confianza que dicha declaración haya sido realizada por uno u otro?

¿Cual asesor escogería, el que cobra menos sin analizar nada más?

Las respuestas a ambas preguntas, junto con el conocimiento de los requisitos que se han expuesto anteriormente, seguramente podrán ayudarle a los efectos de tomar una decisión.

FISCALEX Asesores Fiscales y Legales S.L es un equipo multidisciplinar integrado por ABOGADOS Y ECONOMISTAS, expertos en asesoramiento fiscal y contable. Resolvemos cualquier duda de índole tributaria, fiscal o contable en un plazo máximo de 24 horas.